Continúo con la serie de entradas dedicadas a los participantes en el recital de 100 Mil Poetas por el Cambio, que llevamos a cabo el pasado 24 de septiembre en El Taller de Feli, en Graus, dedicando hoy esta entrada al poeta de Santalecina (Huesca) Ricardo Lacosta, que, como os dijimos en su día, se unió al recital en el último momento.
Sobra decir (podréis comprobarlo vosotros mismos leyendo sus textos) que su incorporación fue una más que agradable y afortunada sorpresa pues, además de poder conocer en su propia voz sus poemas (llenos de experiencia y de la fuerza vital de estas tierras altoaragonesas), pudimos conocerlo en persona y disfrutar así también de su profunda humanidad y amabilidad. Uno de esos afortunados encuentros, en fin, que el azar prodiga en este tipo de eventos.
Acerca de su obra, refiriéndose en concreto a su libro Acompáñame a solas, el propio Ricardo —como podéis leer en la noticia de la presentación de este poemario, publicada en el Diario del AltoAragón— considera que refleja “la vida en sí, en primera persona”, y añade el deseo de que “aquellos que las lean encuentren algo de sus propias vivencias y podamos compartirlas”.
Así pudimos hacerlo el pasado 24 de septiembre, y así queremos ahora, igualmente, compartirlas con vosotras y vosotros, pues la experiencia vertida en sus poemas, como sucede en todo verdadero poema, es a un tiempo conocimiento o conciencia y comunicación.
Os recuerdo una vez más que estos textos, como los del resto de participantes en el recital, están siendo recogidos también en pdf por parte de los organizadores del evento global 100 Thousand Poets for the Change en la página dedicada a nuestro evento, que ya figura en su web (http://www.bigbridge.org/100thousandpoetsforchange/?p=5140), para su posterior archivo por parte de la Universidad de Stanford.
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NO TIENES NOMBRE
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No tienes nombre.
No puedo llamarte
porque no tienes nombre.
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La noche llega.
La mañana no está.
El día no existe.
Todo aquello que quería decirte,
si no existe el día,
no lo puedo mencionar.
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Me quedo con la palabra
en los labios húmedos.
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Me quedo con la sonrisa
en la cara relajada.
Y me quedo.
Me quedo sin decirte nada
por no saber llamarte.
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Cuando tú me respondas
ese día que…
En ese día, te podré llamar.
¡Te llamaré mujer!
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Mujer sin nombre.
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Ricardo Lacosta
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QUISIERA SER
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Quisiera ser
raíces de tu árbol.
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Estar
bajo la tierra escondido.
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Rozar
tu tallo con mis manos.
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Acariciar
la luz que me da vida.
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Alimentarte de amor.
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Siempre unidos.
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Ricardo Lacosta
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HOY ME HE TENDIDO
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Hoy me he tendido,
cantándole a mi alma,
en la furiosa soledad
que no conoce el delirio.
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Yo no soy hermano
de las grandes aves
que quisiste
que fuera en su día,
pero callabas,
con tu directa indiferencia,
como una desesperada ola
que rompe en la piedra.
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Ya no río
ni soy lo que era.
Ya no subo
con la fuerza acostumbrada
hacia el ocaso
del sol infinito.
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Pensando, moliendo esperanzas
alcanzo tu vientre con los dedos
y vigilo de cerca
la apretada sombra
de una gota de lluvia
entre las manos.
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Y la humedad es grande
cuando corres detrás
de tus pisadas y dejas
la lluvia y los cielos
hacia un lado.
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Ricardo Lacosta
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HE QUERIDO PONER EN TU VOZ
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He querido poner en tu voz
una semilla.
He querido sembrar en ti
una palabra.
He tenido que andar
largos caminos
para lograr
que visites mi morada.
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He soñado con tenerte
algún día.
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He logrado conseguir
que tu mirada
entrara en mis ojos,
pero no te puedo decir nada.
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Y yo te sigo
esperando aquí.
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¿Llegarás mañana?
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Ricardo Lacosta
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HAY VENTANAS
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Hay ventanas
por las que puedes
mirar al otro lado.
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Y puertas
que cruzar de vez en cuando.
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Hay razones
y cuentos soberanos,
palabras mudas,
gestos de dolor,
sonrisas absurdas
y colores claros.
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Hay espacios
que no sé
cómo mirarlos.
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Ricardo Lacosta
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LA SOLEDAD
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La soledad,
testigo de mi memoria,
pone edad a mi mente
jamás soñada,
y, en mis manos trabajadas,
coloca el instrumento
que da rienda suelta
a estos versos muertos.
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La soledad,
antesala de la muerte,
cierra la noche
y sólo una lámina de agua
me separa de los límites
agrestes de los seres.
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Y una luz,
que se enciende y que se apaga,
desliza por mi cuerpo
la invasión de ideas sosegadas.
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De pronto,
víboras con alas
circulan en los alrededores de mi alma
y una profundidad devoradora
me alarma.
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Nació otro día,
con él, una luz de esperanza.
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Ricardo Lacosta
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SALVAJE SENSACIÓN
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Salvaje sensación
tiembla en mis brazos.
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Campanas alegres
voltean en mi mente.
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Sensación que tiembla
al voltear las campanas
de nuestro corazón,
palpitando a la suerte
de un tiempo inesperado
en un momento indeseado.
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¡Que suenen y repiquen!
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Que volteen otra vez.
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Que hagan volar las palomas y
vuelvan a posarse
en la alta torre de la vida.
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En la torre que todos
queremos estar.
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Volteen o no, las campanas.
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Ricardo Lacosta
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Descargar poemas de Ricardo Lacosta (formato pdf, 32 kb).
[…] Cien Mil Poetas por el Cambio, Graus: Ricardo Lacosta […]
[…] Hoy os ofrezco pues los poemas que nos recitó el sábado 29 de septiembre Ricardo Lacosta, de quien sobran las presentaciones, pues también nos acompañó el año pasado (podéis ver una reseña de su anterior participación en: https://casavigo.wordpress.com/2011/10/03/100-mil-poetas-por-el-cambio-graus-ricardo-lacosta/). […]