Mitocondrias fue mi primer libro y, como algún amigo recordará, nació con el propósito de convertirse en mi único libro en continuo desarrollo o, si se prefiere, como un título para el conjunto de mi obra. Sigue gustándome el título (no os aburriré con explicaciones), pero soy tan poco constante (quiero decir que escribo de ciento en viento), que hace tiempo que deseché esta idea. Será también que ya se me pasó la borrachera.
Lo que sigue es el texto íntegro de este libro, que me autoedité en Zaragoza en 1998, bajo la enseña de la Tortuga (ΤΑΡΤΑΡΥΧΟΣ), con la inestimable ayuda de mi querido Tomás Roures y la editorial Unaluna de Zaragoza, e ilustrado por mi hermana, Isabel González Sanz.
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«Yo no digo mi canción
sino a quien conmigo va».
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Plou i fa sol.
Itziar se pentina.
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ORACIÓN
Madre nuestra
que estás en las aguas,
que estás en la tierra roja,
que estás en el fuego de las entrañas
y en el aire preñado de cada tarde.
Escribo cada día
con la esperanza
de bendecir tu nombre,
tu nombre y tu enigma
que, como el aliento,
contiene todos los nombres conocidos
y todos los nombres desconocidos;
tu nombre, que he olvidado,
pero que deshojo
cada noche
como una flor nocturna.
Vuelva a nosotros
la Tierra sin reinos
donde una vez la humanidad fue niña.
Hágase tu voluntad,
que une raíces, tallos y hojas
y enhebra con un hilo de sangre
a vivientes y no vivientes;
pero deshágase la mentira,
que arranca y niega,
pedazo a pedazo, nuestra leve
…………………………………….. existencia.
Danos hoy,
aunque nunca haya sido nuestro,
el pan de cada día,
así como la encina o la espiga
prodigan sus frutos con la sabiduría
de quien sabe que tan sólo
se posee aquello que se da.
Y aliméntanos también con tu
……………………………………… palabra,
que recrea, recompone y pare,
cada mañana,
la carne azul del mundo.
Perdónanos nuestra ignorancia
porque, cuando pedimos libertad,
debimos haber reclamado justicia.
No nos dejes confundir
la limpieza con la muerte
y líbranos del olvido.
AMÉN.
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LLAVE DE LOS DÍAS
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La puerta del lunes es afilada
como una Y.
Como una I
abre el martes una angosta rendija.
La E del miércoles es una puerta
siempre abierta.
El jueves sella los labios con su U.
Como un túnel
la puerta nocturna del viernes
es una O enigmática.
El sábado esconde una A
en sus puertas abiertas
como bocas que cantan.
Una luz mortecina al final del pasadizo:
la larga O del domingo.
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Todas las puertas están abiertas
y entra por ellas
un viento ensordecedor.
Sobre el dintel queda escrito
el nombre de los nombres.
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REPÓKER DE ASES
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Llegaron de oriente tres magos.
Éstos fueron sus preciados dones:
oros, copas y espadas.
Allá en el occidente,
en los mares rojos
donde nuestra Madre Sol se acuesta,
la gente que hacía magia
con varas de madera
comprendió que había llegado
el fin de su tiempo:
la era del mono.
Adviento, 1994
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LAMIA
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La sangre puede ser
blanca, roja o negra.
No es cierto que la vida
se nutra de la muerte.
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La muerte
se alimenta a cada instante de la vida.
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TXALAPARTA
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Como una yegua negra
llega el sueño.
Una yegua ciega,
ebria de vida;
cada músculo, cada tendón brillando
henchido por la savia.
Su trote
……………. me adormece
………………………………… y me lleva,
como una antigua canción
inscrita en los pentagramas de la
………………………………………………. madera.
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Como una yegua roja
piafando en un bosque de llamas
me arrebata la pesadilla
náufrago
en el abrazo marítimo del aliso.
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Como una yegua blanca
………………………. llegas cada noche
………………………………………… a mis sueños
a sorber mi sangre
y depositar en los acantilados
…………………………………….. de mi alma
los embriones de tu descendencia.
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ROSA
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«La fina seda se rompe»
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I
Allí en San Juan de Gaztelugatxe
el viento hablaba claro,
pero estábamos sordos para el
…………………………………………. viento.
La mar estaba en calma,
pero estábamos ciegos para el mar.
Quizá no contamos bien
…………………………… los escalones
……………………………………………. subidos.
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Sólo hay una orilla
………………………….. entre hoy y mañana
y la noche es una ola de sangre
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…………………………………… que no rompe.
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Un alba inesperada
nos devolvió tu cuerpo
como suele el océano
devolver a sus náufragos
y algunos delfines extraviados.
Tu cuerpo sin aliento,
cáscara vacía,
que no mira ni responde
a nombre conocido.
Verte muerta
es verme muerto.
Escuchar tu silencio,
comprender que nada queda por
……………………………………………. decir.
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Te has muerto para darme
tu última lección:
echar una ojeada al vacío
y seguir viviendo como si nada,
con toda la memoria a cuestas.
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II
De la misma materia que el pan
……………………………… que la bellota,
estabas hecha, vieja madre;
de luz como la espiga,
rosa de arcilla que guardabas
en tu pecho la roca
y el acero de las mujeres cántabras.
A ti que empuñaste la hoz
en campos cercados de lobos,
a ti, vieja madre,
te ha sorprendido
la gran segadora,
en una noche de viento inesperado,
en una noche sin aire, sin manos,
………………………………………… sin ojos ni boca,
noche fiel como una vieja yegua y
…………………………………………… certera
como la flecha que cruza la oscuridad.
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Un vacío insoportable
ahoga cada rincón de tu casa
muda ahora
sin palabras ni canciones.
Las ventanas permanecen cerradas
y los espejos
han olvidado ya
…………………………………………. tu reflejo.
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III
Protesta ante el umbral
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A Tomás Roures
Así como puerta no es dintel sino vano,
……………………………… vacío que abre paso,
así las cosas
son más reales en su ausencia
que cuando, indolentes,
las tuvimos entre nosotros.
Alma es hueco,
animal que
……………………………………… huye
……………………………………………. huella.
Nadie sabe cuánto hemos olvidado.
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La noche borra una sombra
como el océano una lágrima.
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¿Vives?
20 de abril de 1997
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SOPA DE AJO
(Receta gastrológica)
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Comiéncese a preparar
cuando la tarde adquiera
el color de la piel del ajo
y las hormigas se reunan
a conversar en breves
tumultos de pimentón.
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Es preceptivo recordar
el nombre y el calor de la abuela
y observar con respeto
a los ajos recién decapitados.
La cazuela imitará
de la forma más precisa
la voz de la lluvia.
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Cuando todo esté dispuesto,
ajo, pimentón y agua reunidos,
será la hora del silencio.
Obsérvense durante la cocción
tantos sueños
como años tengan nuestras manos.
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Entonces, en un solo y fugaz instante
podremos contemplar
el borroso mapa del territorio perdido:
la isla de los cedros rojos.
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PULPITOS
(Especialidad de la casa)
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Tan sólo un consejo:
preséntense siempre boca arriba,
como árboles desarraigados.
Para que el comensal recuerde
que nos alimentamos de la muerte.
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A veces tan sólo un fulgor
una sombra, espejismo
fugaz, tras una rápida
mirada de reojo, a nuestra izquierda,
al lugar que por derecho
corresponde a nuestra única mujer.
Pero no puede detenerse el paso,
pese a la certeza de que ella está
allí, al acecho,
aguardando,
aguardiendo;
hay que seguir el camino
acumulando memoria.
El olvido espera con los brazos abiertos.
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NOVIEMBRE
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Un cierzo frío
como la dura losa afila
las uñas en la corteza
mineral de las encinas.
La tarde cae en los párpados somnolientos
y llega la noche
como el cadáver de una ballena varada.
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GAYO
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Regresas de la noche
después de haber contado
las estrellas,
……………… las yerbas,
………………………….. las arenas de las costas.
Para quebrar mis sueños
con tu espolón de luz.
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Dime quién eres:
¿basilisco o ave de corral?
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Hoy he hallado la horma de tu cabeza
medrando entre las plumas de mi
…………………………………………….. almohada
y he descubierto tus huellas
delatadas en el pimentón derramado
de la última cena.
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Tu canto
calcula la cifra exacta de los días,
el número fijado
antes aún que mi propio nombre.
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Dime quién eres:
¿vientre o arrullo de pluma?
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Hoy he hallado tu rastro,
el registro de tus andanzas nocturnas
y he creído por un momento sorprender
el fulgor azul de tu mirada
cuando acaso regresabas altivo en el alba
a la cocina del mundo.
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Cuando caen las nieves
se duermen las voces de las bestias
y despiertan los trovos de los
……………………………………. hombres.
Cuando caen las noches
cayan los ojos del hombre
y hablan los ojos de las bestias,
los ojos blancos de la gata,
los ojos rojos de la puerca,
los ojos de la yegua
negros como planetas lejanos.
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Cuando caiga mi noche
las nieves cubrirán mis ojos vacíos
y se precipitarán mis sueños,
como una jauría de lobos
…………………………………………… en pos del cierzo
rodando por la falda de los montes.
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HAIKU
(Epitafio)
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Dos cuervos
luchan sobre la nieve.
Negras pinceladas en la losa fría.
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MERLÍN
RESPONDE AL FIN A VIVIANA
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«Energy is Ethernal Deligth»
La flor del aligustre es dulce
…………………………………. como el mes de mayo.
Yo imagino tu cuerpo
henchido de la misma savia
que la hierba de tus montañas,
pasto graso y verde,
dulce como el sol.
Mi cuerpo está hecho de bosques
de ramos y pámpanos de encinas y vides.
Tú crees en el ritmo
……………………………………. de mis palabras y embelesos,
pero mi sangre es blanca
como la estirpe del diablo.
Hace un calor muy dulce esta noche
……………………………………… de ojos de mariposa
y mis manos se abren para ti
como nuevas hojas de roble.
23 de mayo de 1997
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ADUR
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I. RENACIMIENTO
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El mundo nace de nuevo para ti
……………………………………… cada mañana,
cada nueva luz,
……………… cada nuevo aliento
…………………………………… de cada día nuevo,
que, como el primero de los días,
aguarda a que tus ojos
den forma nueva
a todas las cosas sorprendidas
………………………………… visibles o invisibles.
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Tu sonrisa, hijo, es un delfín
que me trae a esta orilla de luz
desde el naufragio de cada noche
…………………………………………. incierta.
Pero tu boca no conoce aún
la forma exacta de las palabras
y tu aliento, como el del árbol,
llanto, grito o sonrisa,
es tan sólo música.
El aire es más dulce, hijo,
desde que tú lo respiras.
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II. EL AZAR Y LA NECESIDAD
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El destino, hijo,
…………………………. es una canción inacabada.
Ahora tú también respiras
y unes tu pulso al coro de los vivos,
a esta absurda galopada que
………………………. resuena en nuestros pechos,
en nuestros cuellos palpitantes.
Recuerda siempre
que un hilo de aliento nos une
con todo mortal,
hongo, yerba, árbol, branquia o
…………………………………………. pulmón.
El aire, hijo, es la forma proteica
………………………. de nuestro común espíritu.
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III. MELIS
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Escucha, hijo, escucha atentamente
la música de los árboles,
la armonía de luces y hojas,
el compás de los días
…………………….. y su huella en la madera,
la melodía de tu sangre
como un largo y encarnado hilo
que viene del centro mismo del
…………………………………………………… laberinto.
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¿Cuántos han muerto para que tú vivas?
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Te dejo, hijo, el negro caballo de
……………………………………………….. mi voz.
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No olvides nunca
………………….. que la música es el alma del mundo.
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GRANADA
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Luna roja.
He probado el fruto amargo de tu vientre.
No volveré a ver la luz del día.
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Carlos Bozalongo, Mitocondrias, Zaragoza, TAPTAPYXOΣ, 1998.
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[…] “Oración” (es el primer poema de mi obra Mitocondrias: https://casavigo.wordpress.com/carlos-bozalongo-obra-poetica/mitocondrias/) […]
[…] vuelto a poner música e imagen a uno de mis textos, el poema “Oración”, que abre el libro Mitocondrias, con el magnífico resultado que podéis […]
[…] tomado los fragmentos expuestos en la sala, “Oración” y “Adur” (de mi obra Mitocondrias) y “El Árbol” (del espectáculo musical, fotográfico y poético Rincones Sonoros: […]